De sus azules navíos, nadie ya sabe nada, pues navegan por el río donde paran a beber las hadas, las hadas beben sangre, del río de mis ojos, porque no saben llorar otra cosa, otra cosa no lloran cuando están rojos...
Ya no me gusta lo que escribo, las hadas ahora son libélulas, que titubean en su feo idioma, la lluvia cesó hace tiempo, para llorar lloro a solas, ya no lloran los ojos muertos, porque están muertos ahora
Y mis ojos son una cañería, y los suyos una ría, donde beben los dulces ganados, y a mis pupilas no llega la luz, nunca es de día, ya no hace soleado, grandes y vacíos, vacían mi pequeño espacio
Y en sus ojos está la perfección, y se perfecciona a sí misma, es metapoética, será entonces que se como es, porque me lo han dicho, y no me ha mirado todavía, porque yo no soy poeta, un joven maldito de melancolía, de cuando escribía, pequeño y sin problemas, pues ya entonces sabía, que el poeta es muy sabio, y yo no alcanzo su nivel, de suprema maestría
Puedes llamarlo como quieras, llamarlo metapoesía, aunque la mía no es tan compleja, encontrarás en otros artistas, lo que te quisieron dar mis letras, ya que mis letras no dan para mucho más, son papel de papelera, tinta azul de un boli, y de una poesía muerta
Poesía que enlaza almas, música que las calma, que apacigua nuestro karma, cuando en sextilla se encarna, o aplica el verso libre, tan perfecto como otro, pues la rima es al papel, fiel como mi corazón al mimbre, nunca hubo un nosotros, entre señora poesía y yo, no me dejó besar sus labios, me deshizo como cartón, mojado en el rincón, y con una botella de Larios, de putrefacción murió, murió siendo un fracaso
Hace tiempo me pregunté, y cuando yo muera... ¿qué será de mis rimas? Quedarán olvidadas, subidas a un blog sin vida, muertas como siempre lo estuvieron, y permanecerán sin ser leídas, no aprenderán de las caídas, ya que nunca subieron, estuvieron siempre en el suelo, y seguirán ahí todavía
Todavía están ahí, están muertas de risa, me olvido de que existen, y de que en mí existió poesía, en mayor o menor grado, fui iluminado, por el gusto de la rima, y el fracaso de quien la escribe, fue la condena a pagar a cambio, de sacar alguna sonrisa, ahora se que para nada valgo, y que para nada valía...