martes, 9 de junio de 2020

Tristeza invasora

Tristeza invasora
Hoy no me ha leído 
Visto, visto, visto
No le basto 

Tristeza invasora
Se repite en mi cabeza
Lo mismo, mismo, mismo
No avanzo

Tristeza invasora
Estoy tan solo
Solo, solo, solo
Llorando en el salón

Tristeza invasora 
La vida hoy me sonríe
Sarcásticamente
En infinitos

Tristeza invasora
Ganadora de guerras
Siempre ganas
Siempre estás contenta

Tristeza invasora
Me siento alienígena
Porque soy de fuera
Y lo admito

Guardo un recuerdo
El primer recuerdo no triste
Aún era niño
Hasta que me acogiste

Tristeza, desesperanza
Nombres, significados
Rasgos, estados
Pero todos tristes

Que fuerte pareces
Aún estando tristón
Me faltan segundos
Para el cese inmediato

No, no puedo dejarlo
Tristeza valiente
Me haces cobarde
Quisiera cambiarte por enojo

A veces lo hago
Hoy no estoy triste
Tampoco feliz
Más bien de paso

No hay expresión
No quiero expresarlo
Se me nota
No triste, entristecido

Se nota la tristeza de ayer
Me pesa en los párpados
Se nota la tristeza de mañana
Me pesa en los labios

Por las noches
Triste, solo, dormido
Tras la hipersomnia
Triste, solo, conmigo

Desde mi balcón no se te ve

Me duele la sesera
El cráneo me pesa como nunca
El cuello soporta la presión de mis clavículas en la nuca
La tráquea respira lentamente, como puede

Ya no vivo como ayer pero lo recuerdo
Me pesa el alma, me pesa el cuerpo
Atorado, entre un suspiro y un quejido
Doblemente muerto, doblemente vivo

Me falta fuerza para perdonarte
Me sobra amor para comprenderte
Porque hay bosques donde nunca da el Sol
Pero hay soles que nunca mueren

¿Quién iluminará ahora mis pasos de valentía?
La luna me espía pero no me deja ver suficiente
Refleja de cerca, me ciega de frente
Tan bella y tan terca, tan lejos y tan fuerte

Hoy está sonrojada, ha mostrado sus vergüenzas
Se ve tan joven, se ve tan llena
Se muere el poeta y se muere la estrella
Crece y sonríe, duerme vacía, llora si mengua

Pero ya no me mira ¿Qué te pasa querida?
Los lobos te aúllan, los borrachos te chillan
Los niños sueñan con tocar tus mejillas
Desde el primero de los poetas hasta el último de los escribas

Pero ya no te sacian, ¿estás resentida?
Luna que no hablas pero siempre me miras
Nadie sale a verte, las calles están vacías
No te han abandonado a tu suerte, solo te lloran a escondidas

Entre dos cataratas de aire

Solo los versos de otros hombres pueden sanar el mañana
Los míos están presentes, se despiertan con el alba
Tenía un alma gemela con la que se asemejaba
Hasta que encontraron la pared que apedreaban

Nada nace solo, todo muere en calma
Algunas veces me respondo sin utilizar palabra
Encerrado en mi modo me aferro a la circunstancia
Todo se ve como un todo cuando no nos queda nada

Me medico con esta nana que no me empastilla
Con la existencia obnubilada me encasilla
Detrás de la catarata nunca se verá esa silla
No estará dispuesto a mojarse el hombre de arcilla

Ese hombre ya no piensa, solo chilla
Ese hombre ya no es hombre, es sombra
La sombra de otro hombre le ilumina
Y sigue a la sombra de este hombre ese otro al que confinan

Porque ninguno se encierra cuando nace
El llanto abre los pulmones del que llora para no ahogarse
Pero aquel que no puede llorar termina por anclarse
Hoy necesito sus brazos para librarme de mis carnes

Si tuviera sus brazos, si volviera mi hambre
Si mantuviera mis pasos, entendiera su aprendizaje
Pero es culpa del mío que no se quiere sentir culpable
Y mi pecho arroja al suelo cataratas de aire

No escuchamos el sonido de los que lloran por dentro
Nunca se inventó mejor aislante que el cuerpo
No me tiemblan las manos porque lo hacen mis versos
Grito a pulmón cerrado y a corazón abierto

Negación

Flaco, mi rostro pálido
Fuera de mí, no me quiero
Hoy retomo la costumbre de expresar mi odio en verso
Fuera de mí, tampoco lo quiero

No necesito agua, no la quiero
Agua que riega mis venas
Agua que inunda mi garganta
Sequía de mis frutos, no los riego

Me flagelo, me divido
El odio se ha tornado tristeza
La tristeza se ha tornado tornado
No la pienso, no la quiero, no la olvido

Sobre tierra mojada se hunde este camino
Con las chanclas llenas de barro dando pasos, haciendo ruido
Acostumbrado a no creer, solo miro lo anodino
Mascando huesos de aceituna, sembrando olivos

Golpearía mis rodillas, hundiría mis nudillos
Rasgaría mis mejillas, entumecería tus oídos
Tallaría las palabras, esculpiría sus sentidos
Tengo un mural lleno de frases de cuanto ha dolido

Una manta lo tapa, por si miro
Pero el viento es traicionero y se la lleva consigo
Ya no visito la mercería, me he comprado un rodillo
Y estas son las últimas palabras que le escribo

Este poema ya no existe
Cómo el amor
No existe, no lo quiero, no lo olvido.