Flaco, mi rostro pálido
Fuera de mí, no me quiero
Hoy retomo la costumbre de expresar mi odio en verso
Fuera de mí, tampoco lo quiero
No necesito agua, no la quiero
Agua que riega mis venas
Agua que inunda mi garganta
Sequía de mis frutos, no los riego
Me flagelo, me divido
El odio se ha tornado tristeza
La tristeza se ha tornado tornado
No la pienso, no la quiero, no la olvido
Sobre tierra mojada se hunde este camino
Con las chanclas llenas de barro dando pasos, haciendo ruido
Acostumbrado a no creer, solo miro lo anodino
Mascando huesos de aceituna, sembrando olivos
Golpearía mis rodillas, hundiría mis nudillos
Rasgaría mis mejillas, entumecería tus oídos
Tallaría las palabras, esculpiría sus sentidos
Tengo un mural lleno de frases de cuanto ha dolido
Una manta lo tapa, por si miro
Pero el viento es traicionero y se la lleva consigo
Ya no visito la mercería, me he comprado un rodillo
Y estas son las últimas palabras que le escribo
Este poema ya no existe
Cómo el amor
No existe, no lo quiero, no lo olvido.
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