Me duele la sesera
El cráneo me pesa como nunca
El cuello soporta la presión de mis clavículas en la nuca
La tráquea respira lentamente, como puede
Ya no vivo como ayer pero lo recuerdo
Me pesa el alma, me pesa el cuerpo
Atorado, entre un suspiro y un quejido
Doblemente muerto, doblemente vivo
Me falta fuerza para perdonarte
Me sobra amor para comprenderte
Porque hay bosques donde nunca da el Sol
Pero hay soles que nunca mueren
¿Quién iluminará ahora mis pasos de valentía?
La luna me espía pero no me deja ver suficiente
Refleja de cerca, me ciega de frente
Tan bella y tan terca, tan lejos y tan fuerte
Hoy está sonrojada, ha mostrado sus vergüenzas
Se ve tan joven, se ve tan llena
Se muere el poeta y se muere la estrella
Crece y sonríe, duerme vacía, llora si mengua
Pero ya no me mira ¿Qué te pasa querida?
Los lobos te aúllan, los borrachos te chillan
Los niños sueñan con tocar tus mejillas
Desde el primero de los poetas hasta el último de los escribas
Pero ya no te sacian, ¿estás resentida?
Luna que no hablas pero siempre me miras
Nadie sale a verte, las calles están vacías
No te han abandonado a tu suerte, solo te lloran a escondidas
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