Solo los versos de otros hombres pueden sanar el mañana
Los míos están presentes, se despiertan con el alba
Tenía un alma gemela con la que se asemejaba
Hasta que encontraron la pared que apedreaban
Nada nace solo, todo muere en calma
Algunas veces me respondo sin utilizar palabra
Encerrado en mi modo me aferro a la circunstancia
Todo se ve como un todo cuando no nos queda nada
Me medico con esta nana que no me empastilla
Con la existencia obnubilada me encasilla
Detrás de la catarata nunca se verá esa silla
No estará dispuesto a mojarse el hombre de arcilla
Ese hombre ya no piensa, solo chilla
Ese hombre ya no es hombre, es sombra
La sombra de otro hombre le ilumina
Y sigue a la sombra de este hombre ese otro al que confinan
Porque ninguno se encierra cuando nace
El llanto abre los pulmones del que llora para no ahogarse
Pero aquel que no puede llorar termina por anclarse
Hoy necesito sus brazos para librarme de mis carnes
Si tuviera sus brazos, si volviera mi hambre
Si mantuviera mis pasos, entendiera su aprendizaje
Pero es culpa del mío que no se quiere sentir culpable
Y mi pecho arroja al suelo cataratas de aire
No escuchamos el sonido de los que lloran por dentro
Nunca se inventó mejor aislante que el cuerpo
No me tiemblan las manos porque lo hacen mis versos
Grito a pulmón cerrado y a corazón abierto
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